viernes, 21 de marzo de 2008

Free time

Tengo miedo a ir más allá. Simplemente hay cosas que suelen perturbarnos, los recuerdos nos persiguen y suelen molestarnos constantemente cuando menos los necesitamos. Cuando quieres creer en alguien, vienen los recuerdos de cuando te han defraudado; cuando quieres animar a alguien recuerdas todas las veces cuando has tenido que comerte tus propias lágrimas solo y en silencio, cuando queremos querer a alguien vienen los recuerdos en los que diste mucho cariño a alguien y solo recibiste indiferencia. Pero los recuerdos suelen ser dolorosos precisamente porque, como seres humanos que somos, nos esforzamos en recordar con rencor, solo lo malo y lo bueno lo desechamos. Si fuésemos capaces de ver lo que hemos aprendido en nuestros errores, de ver lo que ganamos con cada experiencia, los buenos momentos al lado de los malos, uff, la perspectiva sería completamente distinta. Yo lo he intentado, pero solo me funcionó a medias ¿Por qué? Porque nosotros no estamos plantados solos en este mundo, por lo tanto, también dependemos de cómo reacciona el resto, al menos la otra persona implicada en la historia. Cuando quieres ser amable con la gente que fue desagradable contigo, cuando das apoyo a quien te defraudó y no te acompañó cuando lo necesitaste, cuando quieres pensar en tu antigua pareja como en una amistad en honor a todos los buenos momentos. El problema es si esta gente reacciona de manera opuesta. No podemos obligar a nadie a permanecer a nuestro lado, por muy buenas que sean nuestras intenciones, por muy inocentes y nobles, la gente está en su derecho de dudar así que, simplemente pueden darse la vuelta y tirar por la borda todas tus ganas por compartir.

Menudo lío ¿eh? Es lo hermoso de las relaciones humanas, lo curioso es que generalmente el problema es solo uno, la comunicación. Y bueno, si tus intenciones han sido frustradas, si te dieron la espalda, si no creyeron en tu valía, solo queda una cosa por hacer: dar vuelta la página. Últimamente me ha tocado hacer las veces de consejera muy seguido, aun yo me planteo si esa gente hará lo correcto al recurrir a mi, no me siento una persona muy experimentada ni muy sabia (por supuesto me da mucho gusto ver que esas personas tienen la suficiente confianza como para contarme sus problemas), y por lo que yo he visto hasta ahora es que esas personas tienen un problema en común: no se valoran lo suficiente. Personas realmente dulces, inteligentes, divertidas, etc. Sufren por otras que no valen la pena. Solo puedo decirles que hay que salir de los problemas con decisión. La determinación es esencial y, por supuesto, quererse también lo es. Olvidar a las personas que uno quiere no es simple, es un proceso que no debe apresurarse, porque si dejas sanar la herida lentamente esta podrá sanar bien y se cerrará limpiamente. Lo importante es ser capaces de dar un paso adelante cuando aparezca alguien que puede representar una nueva oportunidad para confiar. A veces estamos de cara a alguien para quienes somos importantes y sentimos cosas extrañas otra vez, llega la inseguridad ¿Qué estoy haciendo? ¿No me prometí borrar estos sentimientos de mi mente? ¿Acaso estoy traicionando mis sentimientos por la persona a la que antes quise? Y aunque estén muy cerca y esa persona demuestre ser distinta nos llenamos de miedo, de terror ¿Estarán jugando nuevamente con mis sentimientos? ¿Me pasará lo mismo que ya me pasó una vez? ¿En realidad soy yo quien juega con sus sentimientos porque no tengo muy claro lo que siento? Y nos vamos reprimiendo, solo por miedo a ser dañados, deambulamos en un mar de dudas que nos mantienen atados a los mismos conflictos y nos hacen incapaces de superarlos. Si llegamos a querer a esa persona nos sentimos culpables, y prefieres no decir nada, aunque estés constantemente buscando a esa persona que te da esta esperanza, le sigues, quieres sentir su tacto pero está el miedo ahí. En ese caso debemos pensar ¿Y, debería arriesgarme? Si realmente esa persona nos está demostrando ser distinta, nos está recordando a esa antigua felicidad que tanto añoramos, nos hace pensar que podemos cumplir esos viejos ideales. Entonces hay que dar un paso adelante, después de todo, lo que podamos aprender es lo importante y no será un error mientras sepas que tus sentimientos por esa persona también son verdaderos. “¿Será que me estoy volviendo viejo, que no tengo ganas de rodar? Tengo tu cabello, entre mis dedos, pero tengo miedo a ir más allá.” Siempre tenemos que darnos una segunda oportunidad. Todo lo que necesitamos es mirar el futuro con decisión y arriesgarnos, todo lo que podamos aprender será valioso, simplemente hay que atreverse.

Espero que a esas personas que me pidieron ayuda puedan dar un paso adelante cuando lean esto, ya lo dije, no sé si lo que les estoy aconsejando sea lo correcto, simplemente hago lo único que puedo, hablarles un poco de las conclusiones a las que llegué cuando pasé por sus situaciones, claramente la misma solución no es valida para todas las personas, yo solo espero que mi experiencia les sea útil.

Nagare boshi *•-.

El título no tiene nada que ver con la entrada, pero no sabía cómo llamar esto.