Y simplemente me hice a un lado, respiré y miré el cielo estrellado.
-Hace frío esta noche -dije mientras pretendía calentar mis manos.
-Sí, una fría noche -respondiste.
Bajé la mirada para ver tu rostro un momento más, te veía contemplar las estrellas, estupefacto y en silencio. Seguía restregando mis manos torpemente, mientras una sensación extraña se apoderaba de mí. Lentamente me acerqué a ti y tomé tu brazo, solo para esconder mi rostro tras él y, así, poder llorar en silencio.
-¿Pasa algo? -dijiste intentando ver mi rostro. Solo moví la cabeza en señal de negación.
-Solo quiero llorar una última vez, que sea la última vez que lloro por ti -dije mientras rompí en un llanto constante y sutil, mientras me aferraba más fuerte a tu brazo, para sentir tu aroma, tu temperatura. Esperando inútilmente que algo cambiase fugazmente en tu cabeza y que comprendieras al fin cómo me sentía.
Luego de un rato levanté la vista al cielo, las estrellas habían desaparecido y el cielo estaba poblado de nubes.
Mis manos seguían frías, como siempre.
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