lunes, 12 de enero de 2009

-¿Estás enojada?

-No lo estoy. Por supuesto que no.

-Entonces estás decepcionada.

-Por favor, la decepción se guarda para cosas más grandes, no exageres.

-Ya veo, entonces estás triste.

-¿Por qué debía estarlo?

-¿No eres tú la que siempre se queja de que las personas olvidan la tristeza como una posibilidad dentro de la gama de estados anímicos?

(...)

-Sí... triste podría ser una buena palabra, ¿Quién sabe, eh?

-Hmmm, ¿No deberías ser tú quien lo supiera?

-Ah, tienes razón.

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